Hace 12 horas
Saludos y bienvenida
Somos un grupo formado por profesionales sanitarios (medic@s y enfermer@s), pero abierto a todos aquellos profesionales de la salud interesados, cuyo objetivo fundamental es mejorar los aspectos comunicacionales de la relación médico-paciente, para ello realizamos cursos de formación a profesionales de la Comunidad de Madrid, fundamentalmente a los residentes de la especialidad de Medicina de Familia y de Enfermería de Familia. El grupo además celebra periodicamente Cineforums como herramienta formativa abierta a todos los socios de SoMaMFyC y un congreso anual del grupo nacional,
comunicacionysalud.madrid@gmail.com
Están prohibidos los comentarios que violen la legislación respecto a derechos de autor, sean ofensivos o promocionen o incurran en delitos. Tampoco se permite la publicidad salvo previa autorización de los administradores del blog. Para más información podrán escribir a comunicacionysalud.madrid@gmail.com.
sábado, 16 de diciembre de 2017
Comentarios al XXVIII Cineforum
Después de la tarde de disfrutar del film elegido por el Dr Alberto López y reflexiones posteriores de la mano de la Dra Concha Álvarez, os dejamos su presentación en el post. Además en la columna de la izquierda, en el espacio de Encuentros, podéis leer el relato "Regalos" de los Drs Augusto Blanco y Elena Benedí que comparten con todos nosotros. Un abrazo ya casi navideño.
Grupo C&S Madroño
viernes, 24 de noviembre de 2017
XXVIII Cineforum "La llegada"
CINE
FORUM de la SoMaMFyC
El Grupo Comunicación y
Salud de la SoMaMFyC
tiene el gusto de invitaros a su próximo
cineforum, que se celebrará el día 14
de diciembre, a las 16,00 horas
en
la sede de la Sociedad (C/Fuencarral nº 18-1º D).
En este encuentro, se
proyectará y comentará la película “La
llegada” del director Denis Villeneuve. Al igual que los anteriores
cineforum, éste será coordinado por el Dr.
Alberto López García-Franco Colaborador del Grupo Comunicación y Salud -que
nos adjunta la reseña de la película- y la
Dra. Concha Álvarez Herrero.
La
cuestión que plantea esta película tiene que ver con la comunicación: la que
deseamos tener con unos seres de otro mundo que llegan a nuestro planeta. Que
el universo habla con el lenguaje de las matemáticas es obvio. No sabemos si las
matemáticas son nuestras o de la naturaleza, pero lo cierto es que los que
pilotan esa nave tienen que hablar en álgebra. Pero no sólo. La estructura de
los conceptos se articula en palabras, en paráfrasis y sinécdoques. Y así como
las matemáticas proponen recursos logarítmicos para sumar en lugar de
multiplicar, o matrices, para evitar “lo comnutativo”, la lingüística tiene recursos
como los ideogramas, para dibujar conceptos, como la poesía para vislumbrar
otras realidades. La poesía, como afirmaba María Zambrano en su ”razón poética”,
recurre al triunfo de la intuición sobre la deducción, de la emoción sobre la razón,
de la imaginación sobre la algoritmización. El triunfo de la metáfora.
Esta es la propuesta que la película nos hace. Denis Villeneuve,
su director, pone como interlocutores de la humanidad con los
alienígenas, a un matemático y a una experta linguista, unidos en el objetivo
común de comunicarse y mandar un mensaje de paz y concordia. Sabiendo que sus
disciplinas cuentan con las fortalezas y las debilidades que les son propias. La
física capaz de formular el infinito, pero también de establecer con ecuaciones
su principio de incertidumbre cuyo enunciado nos condena al precio de obtener
una porción de información a costa de perder otra. La semántica, creación
humana y máximo exponente del mecanismo intrínseco de relación pero también
germen de los procesos identitarios excluyentes, violando la misión para la que
fue creada.
Jeremy
Renner interpreta al físico encargado de coordinarse con la experta en lenguas,
interpretada maravillosamente por Amy Adams. Dos especialistas trabajando en equipo y unidos por el
conocimiento de dos disciplinas hermanas en las que prevalece el triunfo de la
imaginación. En la física la irrupción de la teoría cuántica y de la
relatividad nos ha enseñado que las partes pueden soñar con el todo sin más
limitación que la de que lo único invariable es la velocidad de la luz y el
respeto al segundo principio de la termodinámica. Ese que prevé el incremento
continuo de la entropía, en forma de desorden y caos (en forma de calor), con
reacciones irreversibles que marcan la dirección de la flecha del tiempo…¿o no?.
En las lenguas, comprendiendo la ilimitada potencia del lenguaje en cualquiera
de sus formas, incluida, según en enfoque fenomenológico, la razón poética que se
desarrolla entre la razón
discursiva y la intuición intelectual, como
acto de creación, de imaginación, casi de belleza. La física amparándose
en el lenguaje universal de las matemáticas. La lengua como estructura en la
que afloran los sentimientos, y en la que, una de sus formas, el lenguaje
poético, como decía Robert Frost, es la distancia
emocional más corta entre dos personas… y puede que entre dos mundos.
Basada en el relato de Ted Chiang,”The story of your life”,
plantea teorías como la de la relatividad lingüística, o hipótesis de
Sapir-Whorf, según la cual dos hablantes de diferentes lenguas
conceptualizarían de manera diferente los mismos fenómenos. Las cosas y los
conceptos que no tienen nombre se perciben menos…¿o no?. Quizás el lenguaje,
como manera de percibir y narrar la realidad pueda trascender sus propias
palabras y buscar su representación en símbolos que recuerdan el lenguaje
matemático de los fractales y que se sirve de sus mismos recursos: la simetría,
la abstracción, la proporción y el símbolo. Incluso el lenguaje, al igual que
la teoría cuántica, podría transgredir la dimensión temporal lineal,
simultaneando un pasado y un futuro en un presente que obra como espejo de
dimensiones atemporales. Un juego de palíndromos (la propia hija de la
protagonista, Hannah, evoca este juego de espejos) y capicúas que sugiere esta
no linealidad del tiempo. Como la evocación de los recuerdos que la
protagonista tiene del drama familiar que vive, y en el que la emoción se filtra
en ese espejismo en el que pasado y futuro se muestran difíciles de discernir.
Denis Villeneuve es director y guionista canadiense que cuenta en
su haber con películas de culto tan icónicas como “Sicario”, “Prisionero” o
“Incendies” . En los últimos años parece que se ha decantado por la realización
de películas de ciencia ficción, como la que ahora os traemos, o cómo su útlima
película, “Blade Runner” o su futuro proyecto “Dune”. Lo cierto es que, como
autor, propone un giro de tuerca al contenido de sus películas, y así como en
“Blade Runner” se pregunta sobre lo que nos hace humanos, y nos diferencia de
las máquinas (aquellas casi perfectas que han visto cosas que nunca creeríais…),
aquí plantea una aguda reflexión sobre la comunicación. Bajo
una estructura de película “de marcianos”, “La llegada” nos habla de interrelación
a través del esfuerzo de dos expertos de disciplinas distintas (¿o no?). Dos
teorías de sistemas unívocamente unidos para lograr el entendimiento, sumando
esfuerzos y desterrando sus propias contradicciones. Película “de marcianos”
más acorde con la pretensión filosófica de Tarkovski en su recreación de su
planeta “Solaris” (en la que los visitantes se quedan abducidos en sus propios
deseos o pensamientos), que en la guerra de las galaxias.
La
reflexión que nos propone la película, va más allá de la invasión de nuestro
planeta por seres alienígenas y nos interroga con la posibilidad de
comunicarnos en escenarios complejos…como el que se establece en la relación
médico/enfermo, en la que queremos acceder a otra
dimensión de conocimiento que se nos oculta. En un esfuerzo por comunicarse se recurre
a todos los mecanismos que nos ayudan a comprender otras realidades. En términos heurísticos,
el razonamiento (incluido el clínico) puede ser intuitivo en muchos casos, como
cuando generamos hipótesis, por ejemplo. En otro es analítico, como cuando procedemos a su
verificación. Este equilibrio entre razón e intuición le lleva al director de
“La llegada” a plantear dos enfoques complementarios, planteándose si esos
dibujos son deudores de los fractales o de ideogramas no conocidos. Enfoques
como los que propone Iona Heath que como ejercicio de comprensión con el
paciente propone el lenguaje poético en un intento de descubrir los sentimientos asociados a
las palabras que los pacientes expresan. Puede ser el método del que servirnos para
conocer las dolencias y querencias de nuestros pacientes… o relacionarnos con
seres de otros mundos. O no…
No os la perdáis.
No os la perdáis.
Grupo Comunicación y
Salud . SoMaMFyC.
martes, 26 de septiembre de 2017
Comentarios al XXVII Cineforum
Recién disfrutada os dejamos la presentación de nuestro ultimo cineforum.
Para seguir reflexionando, un abrazo
GC&S Madroño
domingo, 17 de septiembre de 2017
XXVII Cineforum de la SoMaMFyC "Las vidas de Grace"
CINE
FORUM de la SoMaMFyC
El Grupo Comunicación y
Salud de la SoMaMFyC
tiene el gusto de invitaros a su próximo
cineforum, que se celebrará el día 25
de septiembre, a las 16,00 horas
en
la sede de la Sociedad (C/Fuencarral nº 18-1º D).
En este encuentro, se
proyectará y comentará la película “Las
vidas de Grace” del director Destin Daniel Cretton. Al igual que los
anteriores cineforum, éste será coordinado por el Dr. Alberto López García-Franco -que nos adjunta una breve reseña
de la película- y la Dra. Concha Álvarez
Herrero.
“Mucha magia y suerte tienen
los niños que consiguen ser niños”, escribía Eduardo Galeano. Nuevamente vemos
a la actriz Brief Larson, nuestra Grace en este film, empeñada en salvar
infancias del azote de la violencia, el maltrato y el desamparo. En este cine
fórum ya la vimos en la película “La habitación” intentando salvar a su hijo,
con el recurso de la mentira, inventando un mundo irreal en esa habitación en
la que es sometida. En las vidas de Grace lo hace con el recurso de la
implicación en esas otras “sus vidas” que comparte.
La película que os
presentamos, cuyo título original es “Short Therm 12” (2013) es anterior a la
película de “La habitación” (año 2016). Su director, Destin Daniel Cretton
(Hawuai; 1978), realiza su segundo largometraje (el primero fue “I am not a
hípster, no estrenado en España), sobre la base de un corto con el mismo título
original (Short Therm 12; 2009). En este caso, el título de la película en
español, que gustó al propio director, acierta con la esencia que la película intenta
transmitir: las vidas de Grace.
Grace trabaja en un centro
de acogida de menores en situación de precariedad. A la labor se encomiendan no
sólo los cuidadores si no los otros niños a los que el destino les ha negado
una oportunidad y que intentan restañar sus heridas y la de sus compañeros. Seres
vulnerables acogidos por cuidadores también vulnerables que esperan acertar en
su aproximación y que, como en el caso de Grace, tienen la vivencia de su
propio abandono emocional en la infancia. Profesionales que son conscientes del
elemento sensible que manejan y que abordan su trabajo con generosidad.
Generosidad y esperanza en que esas vidas, de alguna manera sus vidas, tengan
una oportunidad bajo el sol. Como todo profesional cuyo trabajo consiste en
permitir el crecimiento personal, (diagnóstico, terapéutico o formativo),
fomentando la autonomía, la autoestima y la curación, lo hacen desde el respeto,
el apego y la compasión. Compasión entendida como empatía que te lleva a la acción,
al empeño por darles un mundo mejor. Respeto como marco de referencia sobre el
que actuar, considerando las decisiones de los niños. Como se dice en la
película, “si un chico quiere irse legalmente no podemos impedírselo, pero
siempre hay alguien en la puerta para convencerle”. No desde la imposición,
sino desde la comprensión.
Película de análisis para
maestros, médicos, cuidadores y todo aquel cuyo objetivo sea movilizarse para
dotar de esperanza a esos seres con los que comparten sus cuidados, pero siendo
conscientes de sus propias contradicciones y sus propias heridas, frustraciones
y complejos. Como le ocurre a Grace, debemos enfrentarnos a los propios
traumas, lo que convierte, muchas veces, nuestras acciones, no solo en ejemplo
de cercanía, sino de superación.
El director plasma en esta
película su propia experiencia en centros de acogida, antes de dedicarse al
cine. Habla del maltrato familiar sin casi mencionarlo, analizando sus
consecuencias en esos jóvenes desadaptados. Habla de abusos pero casi
sugiriéndolo…No habla de las causas, sino de sus efectos, y de cómo superarlas.
Película que aporta credibilidad sin manierismos, realidad sin sobreactuación. Que
nos habla de la vocación de unos, el desamparo de otros y de la capacidad de
superación de todos. De segundas oportunidades. Y cada uno de sus personajes,
acogedores y acogidos, lidiando con sus lastres emocionales. Película social que
no abusa del excesivo dramatismo, y que, como en el cine de denuncia de Ken
Loach, se sirve del bálsamo benéfico del buen humor. Como la primera escena en la que el actor
John Gallagher (nuestro Manson en la película), pareja de Crace y empleado en
el centro de acogida, cuenta una divertidísima anécdota con uno de los niños
acogidos. Película dura, pero en tono revitalizador, que como la fábula del
pulpo y el tiburón que nos cuenta, nos hace intuir los recovecos oscuros de eso
que llamamos mundo.
Grupo
Comunicación y Salud . SoMaMFyC.
lunes, 17 de julio de 2017
"Experiencia"
Hoy os dejamos un nuevo relato en nuestro espacio "Encuentros" (en la izquierda de la web) que comparte con nosotros Jenifer De la Cruz, la residente de 2º año que participa en nuestro grupo Comunicación y Salud
Esperamos que os guste
domingo, 2 de julio de 2017
Comentarios al XXVI Cineforum
Aquí os dejamos la presentación que la Dra Álvarez compartió con nosotros en los comentarios de la película HER. Esperamos que sigáis disfrutando de ella,
Saludos veraniegos
lunes, 19 de junio de 2017
XXVI Cineforum: HER
CINE
FORUM de la SoMaMFyC
El Grupo Comunicación y
Salud de la SoMaMFyC
tiene el gusto de invitaros a su próximo
cineforum, que se celebrará el día 26
de junio, a las 16,00 horas
en
la sede de la Sociedad (C/Fuencarral nº 18-1º D).
En este encuentro, se proyectará
y comentará la película “HER” del
director Spike Jonce. Al igual que los
anteriores cineforum, éste será coordinado por el Dr. Alberto López García-Franco, Colaborador del Grupo Comunicación y
Salud, que nos adjunta una breve reseña de la película:
La obra de Cyrano de
Bergerac muestra como la evocación de la palabra, la seducción de su ritmo, de
sus pausas, de lo que esconden los silencios nos pueden embaucar hasta el
embeleso, hasta el enamoramiento de esa persona que las pronuncia, que se desnuda
con lo que las palabras desvelan. Lo que ignoraba Cyrano, y sabían tanto su
autor, Edmundo Rostand, como la musa de Cyrano, Roxane, es que, por encima de
la belleza corporal, la atracción se establece con el sentimiento, con aquello
que signifique el alma…con la palabra. Cyrano recurre al engaño para seducir a
su amada, sin comprender que Roxane se enamora no del apuesto joven que interpreta
las palabras, sino del hombre que las alienta. En la película “Her”, no existe
engaño. Nuestro insólito protagonista se enamora de esa voz cálida y próxima con
la certeza de que tras ella, solo hay algoritmos matemáticos. La erótica de un
sistema operativo creado para acompañar. La película habla de la soledad y de
la complejidad de las relaciones humanas. Del lenguaje y del paralenguaje. De encuentros y de desencuentros. De una
sociedad tecnificada que cultiva seres que le rinden pleitesía pero a costa de
la merma de las relaciones humanas. Seres que buscan en la propia tecnología el
remedio a lo que ella misma provoca: la incomunicación.
En nuestro anterior
cineforum vimos la deliciosa película “Lars, una chica de verdad” en la que
nuestro protagonista se sirve de una muñeca hinchable como objeto relacional
(el puente entre el mundo real y el irreal), para superar sus inhibiciones y su
fobia social. Una película que continua ese género de películas de muñecas
hinchables como la que dirigiera Berlanga con el título de “Tamaño natural”
(con un tono más erótico, aunque con vocación feminista) o “Air Doll” de Hiro
Kazu, en la que predomina el elemento mágico, en una suerte de semblanza de
Pinochio. En estas películas se nos muestran también amores imposibles, pero en
tono de metáfora. Aquí no. “Her” es una película hipnótica que nos habla de
nosotros mismos y es tan creíble que nos la creemos. Nos habla de la deriva
emocional de seres varados en la estiba de sus sentimientos. Joaquin Phoenix es
el artífice de ese milagro que el cine obra cuando nos cuenta historias que nos
trascienden. Su crisis emocional se produce tras un sufrido divorcio. Para huir
de la soledad se engancha a un programa de ordenador en el que una voz femenina
le acompaña, desde el ordenador, el móvil o cualquier dispositivo electrónico.
La voz de Scarlett Johansson hace el resto. Sugerente, empática hasta la
seducción, derrama emotividad, calidez y frescura. Las carencias emocionales de
nuestro protagonista se ven aliviadas, compensadas, transformadas en una suerte
de relación amorosa. No en vano nuestro protagonista de dedica a realizar
cartas de amor para individuos desesperados que se la solicitan. Él ya sabe del
poder seductor de las palabras.
El director, Spike Jonce, artista
inclasificable, es un adalid de la contracultura americana con una polivalencia
que le hace merodear desde las revistas alternativas (como Dirt o Big Broders,
donde se explaya con la cultura popular, los patines, las bicicletas y los
graffiti) hasta los videoclips. Desde los programas de televisión como la
mítica serie (Jackass) hasta el cine independiente. Autor de prodigios
cinematográficos como “Como ser John Malkovich” o “ Donde viven los monstruos“
es un indagador del género humano que se sabe acompañar de gente de su misma
ralea. El guionista de su “Malkovichiana” película es nada menos que Charlie
Kafman, director también inclasificable, que tiene entre sus tesoros, películas
como “Olvidate de mí”, y “El ladrón de orquídeas”, como guionista, y
“Synecdoque new york” y “Anomalisa”, como director. En esta película plantea un
futuro no muy lejano (en el que el guiño futurista se evidencia por la
vestimenta, pero en lugar de recurrir, como otras películas futuristas, a los
trajes de aluminio, la moda futura es la de los pantalones de tallo alto) en el
que la tecnología plantea problemas de relación y alguna que otra solución. No
sabemos si existen en esta película elementos autobiográficos del director (que
también sufrió un duro divorcio que le sirvió a su exmujer, Sofía Coppola, como
fuente de inspiración en su película “Lost in Translation”) pero sin duda
alguna es una película que te emociona y te interroga. Que te plantea más preguntas que
respuestas.
No os la perdáis.
Grupo
Comunicación y Salud . SoMaMFyC.
martes, 13 de junio de 2017
ENCUENTRO CON ESTUDIANTES Y PACIENTES
Encuentro con estudiantes y pacientes. Universidad Autónoma. Madrid.
El pasado día 31 de marzo tuvimos la oportunidad y el placer de compartir jornada con estudiantes de medicina de toda España y con pacientes representando a nuestro grupo de Comunicación.
En una tarde de compartir y aprender José Vizcaíno y José Ignacio Torres presentamos el taller “La filosofía de la entrevista clínica”.
Fue una experiencia extraordinaria que nos dio la oportunidad de comprobar que muchos estudiantes de medicina sienten la necesidad y la inquietud de aprender técnicas que les permitan comprender y ayudar a sus pacientes.
En nuestro taller había estudiantes de diferentes cursos y distintas Universidades tanto públicas como privadas de varios lugares de España. Recuerdo Madrid, Granada, Albacete, Valencia, Sevilla. Y quizás alguna más.
Les unía la curiosidad, la necesidad de conocimiento y las experiencias comunicacionales negativas con tutores y pacientes e incluso en el caso de uno de ellos con su médico de cabecera.
Se quejaban de falta de formación y de comprensión del paciente y del estudiante.
Pero sobre todo les unía un ansia de saber y de poder hacerlo mejor. Cuidando al paciente como persona y dando importancia a la relación humana en su trabajo.
Algunos de ellos terminarán pronto su carrera
.
Esperamos que en el futuro puedan ser punta de lanza en una atención plena a los pacientes.
Sentimos los dos una emoción de presente y futuro.
Y queremos compartirla con todos vosotros.
José Ignacio
El pasado día 31 de marzo tuvimos la oportunidad y el placer de compartir jornada con estudiantes de medicina de toda España y con pacientes representando a nuestro grupo de Comunicación.
En una tarde de compartir y aprender José Vizcaíno y José Ignacio Torres presentamos el taller “La filosofía de la entrevista clínica”.
Fue una experiencia extraordinaria que nos dio la oportunidad de comprobar que muchos estudiantes de medicina sienten la necesidad y la inquietud de aprender técnicas que les permitan comprender y ayudar a sus pacientes.
En nuestro taller había estudiantes de diferentes cursos y distintas Universidades tanto públicas como privadas de varios lugares de España. Recuerdo Madrid, Granada, Albacete, Valencia, Sevilla. Y quizás alguna más.
Les unía la curiosidad, la necesidad de conocimiento y las experiencias comunicacionales negativas con tutores y pacientes e incluso en el caso de uno de ellos con su médico de cabecera.
Se quejaban de falta de formación y de comprensión del paciente y del estudiante.
Pero sobre todo les unía un ansia de saber y de poder hacerlo mejor. Cuidando al paciente como persona y dando importancia a la relación humana en su trabajo.
Algunos de ellos terminarán pronto su carrera
.
Esperamos que en el futuro puedan ser punta de lanza en una atención plena a los pacientes.
Sentimos los dos una emoción de presente y futuro.
Y queremos compartirla con todos vosotros.
José Ignacio
domingo, 11 de junio de 2017
Recursos emocionales de los médicos
....
el dolor es exilio y lengua nueva ....
Andrés
Trapiello
Recursos
emocionales de los médicos
¿Por
qué hablar de emociones?
Si tuviera que pensar en un momento en el que he
vivido la esencia de la medicina, no me acordaría de diagnósticos o
tratamientos brillantes. Regresarían a mi mente y corazón tan vívidamente como
cuando era un residente primerizo la imagen y la voz de aquel hombre de mediana
edad sufriendo por una grave hemorragia digestiva diciéndonos: “¡Esto que hacéis es muy grande, muchachos!”
tras agradecer nuestros desvelos por estabilizarle hemodinámicamente para poder
ser intervenido quirúrgicamente.
Son experiencias de este tipo, las que
proporcionan fortaleza de ánimo y confianza en la utilidad de nuestra labor. La
medicina es una tarea de relación entre personas, y no existe ninguna
interacción humana en la que las emociones no estén presentes.
¿Influyen
las emociones en la salud?
Disponemos de múltiples pruebas de la repercusión
de las emociones en la salud de las personas. Tanto las emociones negativas
(ira, pánico) como las positivas (alegría, satisfacción personal) tienen
efectos a nivel neurofisiológico y hormonal, liberando hormonas del estrés
(estimulación simpática) o sustancias estimulantes y hormonas del bienestar
(endorfinas y anandamidas-cannabinoides endógenos) respectivamente. Además, las
emociones tienen también efectos a nivel inmunológico, estableciéndose
relaciones entre nuestra mente y sistema inmune que son estudiadas por la
psiconeuroinmunología. Un ejemplo conocido del papel de las emociones sobre la
respuesta inmune es la mayor predisposición a padecer enfermedades virales en
situaciones estresantes.
Pero para nosotros como médicos lo más importante
es saber que hablar de emociones con
nuestros pacientes constituye un procedimiento terapéutico muy útil, porque
nos permite modular las emociones negativas, evocar las positivas y abrir
ventanas cuando se cierran puertas. Las emociones son contagiosas, y podemos
ayudar a consolar, aliviar y curar contagiando emociones positivas, con
disponibilidad, escucha y empatía. Es importante para ello adquirir y emplear
recursos emocionales en la consulta.
¿Qué aprendemos los médicos?
Rebuscando en el aprendizaje de pregrado y
hospitalario encontramos el conocimiento del funcionamiento de los órganos y
los sistemas, los nombres de las enfermedades, las pruebas diagnósticas, cada
vez más caras y sofisticadas, el uso y mecanismo de acción de los cada vez más
numerosos medicamentos, pero nadie salvo
los verdaderos maestros ( que afortunadamente existen) nos recordaron que no
hay que olvidar que la enfermedad ocurre en una persona, en su contexto vital,
familiar, laboral y social, y que cada individuo es único. Individualidad ante
la enfermedad reconocida por los grandes clínicos como Gregorio Marañón, cuando
considera que “hay que buscar con más
ahínco al hombre en la enfermedad y no la enfermedad en el hombre”.
Los anglosajones diferencian disease la enfermedad, de
illnes
el padecimiento, pero ambas se diluyen cual acuarela en la mente del médico que
ha aprendido de forma mecanicista que son la misma cosa, enfermedad y enfermo.
Síntomas y signos, a veces nuestra única “pista”
enfrentados a los miedos, incertidumbres, preocupaciones, ilusiones, proyectos,
que van a influir de manera notable en el devenir de la salud y la enfermedad.
Si ignoramos esta información estamos creando una barrera para comprender los
problemas y nos desviamos del objeto de nuestra labor.
¿Cuántas veces hemos oído frases del tipo: “lo mío es solo lo del corazón, no me cuente
otras cosas”, como si en el momento que nos especializamos abandonamos la
condición de médicos y de personas?
¿Será esta despersonalización del acto médico la
razón por la que a pesar del avance científico nuestras posibilidades curativas
son cada vez menores por conocer mucho la biología, pero poco el sufrimiento
del enfermo?
En nuestro mundo tecnológico, los parámetros
analíticos y de imagen son la base para solucionar de un modo racional los
problemas. Creemos comprender síntomas
como las palpitaciones, o los dolores de espalda, signos como la fiebre,
erupciones cutáneas y pruebas complementarias, pero cuando todos los estudios
son normales, la exploración, los análisis, las radiografías. ¿Cómo interpretar
la ira, el miedo, la angustia, la desconfianza, la desesperanza? ¿Por qué nos
mostramos tan incapaces para enfrentar los sentimientos del enfermo? En general
nos sentimos perdidos, y con frecuencia culpabilizamos al enfermo de nuestra
incapacidad por no poderle encuadrar mentalmente en ningún diagnóstico que nos
permita salir airosos: “Es un funcional,
¡lo mismo de siempre!, ¡vaya pesado!, será de los nervios”, decimos,
desentendiéndonos del asunto.
Hemos
aprendido a buscar el mapa de los síntomas para seguir el camino del
diagnóstico, y a menudo no tenemos tiempo para ver la carretera y nos perdemos.
Somos como cazadores expertos que conociendo el manejo de las más sofisticadas
escopetas no nos damos cuenta de que el dueño del terruño sabrá ponernos en la
pista de la pieza. Y ¿Quién conoce mejor el territorio que uno mismo? Dejemos
que sea el propio paciente el que nos guíe, con su lenguaje, sus conocimientos,
sus opiniones. ¿Quién es el protagonista de la enfermedad? El que la padece.
Sin embargo, como afirma Winckler en palabras del doctor Sachs, las enfermedades llevan el
nombre de su descubridor, el médico, y no el del enfermo.
...
luz sin habla/voz callada/clara.
Vicente Aleixandre
El
encuentro. Saber escuchar nos capacita para ayudar.
Cada acto médico es un encuentro, encuentro entre dos hombres, en palabras de Laín.
Y un acontecimiento ético que debe
saber vivirse con el adecuado arte, moldeado por el ambiente, el grado de
conocimiento mutuo y las circunstancias en que se desarrolla. Ya en los textos hipocráticos se destaca la
importancia de las circunstancias externas en la curación de la enfermedad.
De una manera orteguiana podemos considerar que el
encuentro se produce entre nosotros y nuestras circunstancias, las del paciente
y las del terapeuta, que siempre son diferentes, y tiñen de modo particular
dicho encuentro. Su preocupación, nuestro cansancio, su desconfianza, nuestra
prisa, siendo por ello fundamental, salvar nuestras circunstancias para salvar
el encuentro.
Todos sabemos la importancia de las circunstancias
en los resultados de salud: la ambulancia llegó a tiempo, estuve en manos de un
buen cirujano, en mi ciudad hay unidad de cirugía cardiaca, el Centro de salud
está próximo a mi domicilio, mi médico me escucha…. ¿Podemos por tanto
olvidarlas?
Valoremos la importancia de las circunstancias en
los resultados, y mostremos una disposición favorable, porque los médicos de
familia vamos a tener las oportunidades. Pero aprovechémoslas.
¿Por qué se queja el paciente ?, podemos pensar, o
quizás mejor ¿Qué es lo que necesita de nosotros ?, ¿Cuál o cuáles son los
motivos reales de su consulta ?, ¿Por qué busca un encuentro con nosotros?
Busquemos la respuesta en el lenguaje verbal y no verbal del paciente durante
los primeros minutos del encuentro. Tengamos en cuenta que más del 90% de los
mensajes emocionales son no verbales. Miremos al paciente. Busquemos su mirada,
y dejemos que nos hable. Y después, escuchemos, con todos nuestros sentidos, y
hagámosle participe de nuestra escucha. Solamente así estaremos prestando una
atención activa y eficaz.
¿Escuchamos a nuestros
pacientes? Experiencias como las de Beckman muestran que les
interrumpimos en cuestión de segundos perdiendo tiempo y oportunidades de la preciosa información contenida
en la “agenda” del paciente con un promedio de tres preguntas que lleva al
médico de las que suele consultar la mitad. Las preguntas sin respuesta generan dudas, miedos e impotencia y crean
resistencias a seguir tratamientos que no logran comprender.
Nos escudamos en que no tenemos tiempo para
escucharles. ¿Es que hablan tanto
nuestros pacientes? Hay informaciones coincidentes que demuestran que la
mayoría de los pacientes emplean menos
de dos minutos en contarnos lo que les preocupa, información valiosa que
difícilmente obtendremos de otro modo. Por tanto, empleemos el “apoyo
narrativo” o “punto de fuga” y ganaremos tiempo, nuestro bien más preciado y
favoreceremos el encuentro médico-paciente y el cumplimiento de los
tratamientos.
¿Cómo debemos escucharles? Escuchar con toda
atención, sin juzgar. Escuchar con los oídos y el corazón. Que el otro se
sienta valorado y comprendido. La escucha ha sido valorada siempre por los
hombres sabios, así por ejemplo en sus meditaciones el emperador Marco
Aurelio nos recomienda acostumbrarnos a escuchar con la
mayor atención lo que se nos dice.
Dos autores clave en el aprendizaje de la
importancia de la escucha han sido el psiquiatra M. Balint: “si nos limitamos a hacer preguntas,
obtendremos respuestas y nada más que respuestas “y el psicoterapeuta
norteamericano C. Rogers: “escuchar
atentamente significa prestar una atención total y no dividida a la otra
persona, y hacerla comprender que estamos interesados y concentrados. Escuchar
es una tarea difícil que no realizaremos a menos que tengamos un profundo
respeto e interés por el otro individuo”.
Mc
Whinney aboga por el empleo de un método clínico centrado en el paciente
que no solo interpreta la dolencia del paciente en términos del médico, sino
que intenta penetrar en el mundo de la experiencia del paciente, lo que
requiere una actitud abierta y receptiva siendo la habilidad fundamental la
escucha activa.
Quizás sea la escritora S. Sontang la que a mi
juicio se acerca más a la perfección en la descripción del arte de escuchar
cuando se expresa de este modo en su novela el
amante del volcán: “Hay un momento en
que uno debe guardar silencio. Este es el momento en que acaricias el alma de
otro. Alguien de quien mana sentimiento a raudales...... A quién has ayudado a
llegar a este punto, quizás por el despliegue de tu propio sentimiento. Y luego
miras profundamente a los ojos del otro. Emites un pequeño mmmm o ahhh, un
sonido alentador, compasivo. Por ahora te limitas a escuchar, a escuchar de
verdad, y a demostrar que introduces en tu corazón lo que estás oyendo. Esto
raramente lo hace nadie”.
La
búsqueda. ¿Qué diagnosticamos? ¿Cómo lo interpretamos?
Receptores
y generadores de encuentros buscan soluciones para los problemas de sus
pacientes. Podría ser el lema de nuestra consulta. En ese
caso, lo principal sería conocer el tipo de problemas que tienen nuestros
pacientes y prepararnos para resolverlos: catarros, hipertensión arterial,
diabetes, hipotiroidismo, lumbalgia…. Algo
sabemos de estos problemas y tenemos estrategias para resolverlos.
¿Y los problemas emocionales? ¿Son frecuentes?
¿Poseemos en general buenas herramientas para buscar soluciones?
Alrededor del 30% de las consultas en Atención
Primaria se deben a problemas emocionales. Desde este prisma sería necesario
“implicar” a las emociones en una tercera parte de las consultas, pero esto es
incierto porque todas las enfermedades tienen un componente emocional ya que
los sentimientos (miedo, enfado, preocupación...) afectan a la totalidad del
individuo. Y el modo de “sentir” la enfermedad es siempre único, de manera que
su interpretación se complica. Preguntémonos, por ejemplo, con Wittgenstein
si puede entender la palabra “dolor” quién nunca ha sentido dolor.
Nur
der Freundschaft Harmonie mildert die Beschwerden...
(Únicamente
la armonía de la amistad alivia las penas...)
Schikaneder-Mozart
La
terapia. ¿Cómo “tratamos” a nuestros pacientes?
Si la misión del médico es triple, consolar
siempre, aliviar a menudo y curar siempre que sea posible ¿por qué nos
empeñamos en curar, desdeñamos aliviar y nos olvidamos de consolar?
Muy posiblemente porque vivimos en la cultura del
éxito y todo lo que no se resuelve de modo inmediato está mal visto.
Para todo hacen falta “intermediarios” y por eso tanto nosotros como los
pacientes y la propia sociedad pedimos máquinas y fármacos potentes como
intermediarios entre el paciente y el médico. Porque en la era de la
comunicación nuestra incomunicación nos hace temer al hombre, al silencio, a la
palabra. Incluso en las especialidades en las que esta es imprescindible, como
la Psiquiatría a veces el intermediario
fármaco de moda es lo único que el paciente recibe del médico.
¿Disponemos
de algo más que pastillas e inyecciones para nuestros pacientes?
Sin duda. Herramientas comunicacionales con
eficacia paliativa indudable y un amplio rango terapéutico. Su problema más
frecuente es su empleo en dosis subóptimas. Empleemos entonces el consuelo
(alivio aportado por alguien, que mitiga una pena y proporciona alegría), el
alivio que modera y disminuye la carga, corporal o de espíritu. Y cuando
podamos, restablezcamos la firmeza curando la enfermedad. El medicamento más potente somos nosotros
mismos. ¡Usémoslo en el modo y la dosis adecuadas! Con nuestro capital
cognitivo y emocional.
Herramientas
emocionales. Preparándonos a ser “facilitadores” de salud.
Todos poseemos nuestra propia arquitectura
emocional en coherencia con nuestras disponibilidades emocionales que componen
nuestro repertorio emocional. Los sentimientos son instrumentos disponibles
para relacionarnos con los otros que más que cualesquiera de nuestras demás
particularidades nos hacen únicos, o como diría Spinoza nos singularizan.
Es por tanto lógico pensar que del mismo modo que
cada profesional posee sus propias habilidades, conocimientos y actitudes
técnicas, es también portador de un instrumental
emocional personalizado responsable de que sus consultas tengan diferente
colorido que las del resto de sus compañeros. Y los pacientes lo saben, y lo
dicen. Y cuando pueden incluso eligen las tonalidades a su propio gusto.
Analicemos algunos de los instrumentos emocionales
que a mi juicio serían valiosos y nos facilitarían la hermosa tarea de pasar la
consulta del día a día.
1. La
paciencia. Es la capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse,
capacidad para hacer cosas minuciosas, saber esperar. Sería a mi juicio, el primer recurso emocional del médico, indispensable para abrir la puerta a
una relación terapéutica fructífera, ya que no podemos escuchar sin ella, y sin
escucha no hay posibilidades para la empatía. La paciencia nos permite mantener
la posesión de nuestra alma y abrirla a los demás. Para el cuidado de esa
preciada esencia que es la salud y la comprensión del dolor y el sufrimiento
ajeno; nada más íntimo, delicado y necesitado de cuidados, es fundamental
desarrollar la inmutable tranquilidad de relojero ante las adversidades de la
propia consulta o el cotidiano microcosmos que la rodea (familiares, sala de
espera, ruidos). También es necesaria para permitir que “el otro” nos cuente
sus problemas de forma reiterada, para que se adapte a sus cambios vitales y
facilite su restablecimiento emocional.
La paciencia no es sin embargo bien valorada por los gestores ni muchos
de los profesionales que opinan que su labor es ser eficaz. No hay tiempo que
perder porque hay muchos pacientes. Pero el tiempo es nuestro principal recurso
y nunca hay tiempo mal empleado si sirve para conocer mejor al paciente y darle
confianza y posibilidades de mejora.
2. La
confianza es la actitud básica mediante la cual nos disponemos a la
interacción como si supiéramos del otro más de lo que podemos saber. La
intención de nuestra actuación y comportamiento es la intimidad misma y por ello la mejor compañía del médico en la
consulta es la “soledad” con el paciente para inspirarle confianza técnica y
ética. Todos sabemos cómo los pacientes nos “prueban” antes de confiarnos sus
mayores preocupaciones tanteándonos con consultas banales previas o como nos
solicitan intimidad (sin la enfermera, sin el residente, por ejemplo) antes de
mostrarnos lo más profundo de su alma. Y cómo nos lo dicen: Es que con
usted/contigo se puede hablar...
3. La
compasión es la tristeza por el mal ajeno. Su desencadenante generalmente
es el dolor del otro, del que acude a nosotros. F. Savater propone en su Ética para Amador que un principio básico para la buena vida es
tratar a las personas como personas, es decir ponernos en su lugar,
reconociendo su dignidad y “simpatizando” con sus dolores y desdichas, es decir
siendo compasivo. La compasión está relacionada con todas las capacidades del
médico: consuelo, alivio y curación de manera significativa. El sentimiento
básico que hace posible esa comprensión e identificación de las emociones
ajenas es la empatía, definida como la capacidad de compartir el estado
emocional de otra persona y comprenderla. (ponerse en su lugar). Desde una
vertiente terapéutica Rogers define la
comprensión empática como la captación precisa de los sentimientos
experimentados por el paciente y de los significados que éstos tienen para él
y, una vez captados comunicárselos, mientras que M. Balint entiende la empatía en medicina como una forma
de capacitar a los médicos para reconocer y comprender las dolencias de sus
pacientes, no solo en función de las enfermedades, sino también de sus
conflictos y problemas personales, para utilizar luego esta comprensión con
fines terapéuticos. Este autor, cuyas experiencias fueron continuadas por su
esposa E. Balint marca un importante punto de inflexión en
la valoración global del paciente, desde un punto de vista biopsicosocial, dos
décadas antes de la propuesta por parte de Engel de este nuevo paradigma en
medicina.
La empatía, pasa a formar parte de las
herramientas de trabajo del médico, que entiende el nuevo modelo de
comunicación en la consulta, la comunicación centrada en el paciente. Este
cambio conceptual, que da un giro en el protagonismo de la entrevista clínica,
parte de las primeras experiencias, se desarrolla posteriormente en la escuela inglesa
y canadiense y en nuestro país en el seno del grupo Comunicación y Salud de
semFYC.
Existe un componente innato y un componente
adquirido para la empatía, predisposición y aprendizaje. La empatía sería para
el médico una aptitud técnica que
requiere un aprendizaje teórico y práctico, imprescindible para una buena
relación terapéutica, que complementa la actitud
humana de ayudar al que sufre. Necesitamos probar que la compasión no es un
lujo sino una necesidad básica de los sistemas sanitarios.
4. La serenidad nos permite ajustarnos al momento, tensar las cuerdas
tanto como sea necesario para mantener el tono apropiado de la interacción. El
buen temple se ajusta al momento y la situación. A veces
flexible, a veces rígido, más lento o más rápido, dependiendo de las
circunstancias. Un ambiente sereno favorece la comunicación y la comprensión
por parte de médico y paciente del objeto del encuentro, así como las posibles
limitaciones del terapeuta para ser una ayuda, y dificulta el desacuerdo, la
desconfianza y el incumplimiento de los tratamientos. Transformemos nuestra consulta en un espacio
cálido y sereno.
5. La
asertividad es el desempeño pleno y con seguridad de nuestra tarea y por
ello se convierte en una herramienta imprescindible de comunicación con
nuestros pacientes. Seguridad para manejar la incertidumbre propia de cada
consulta, para transmitir confianza en nuestra capacidad diagnóstica y
propuesta de tratamientos, y para manejar sin alterarnos las situaciones
difíciles que se generan en la consulta. Nuestros pacientes vuelven a
visitarnos cuando han tenido la impresión de que otro médico o nosotros mismos
no les hemos transmitido seguridad en lo que hacíamos y dejan de venir a vernos
si pierden esa confianza en nuestra capacidad de saber lo que “nos traemos
entre manos”. Esta seguridad básica en nuestros actos dependería de la
combinación de la calidez y el control de nuestras emociones.
6. El
respeto es el sentimiento adecuado a todo lo valioso, y nada hay más
valioso que la persona humana. Trabajamos con y para las personas y es
requisito imprescindible para ayudar tener presente la dignidad del otro
independientemente de las posibles diferencias socioculturales que puedan
existir. Mantengamos un respeto activo, porque del brotará el cuidado. Respeto
desde la consideración de las creencias, opiniones, y actitudes del paciente, y
su derecho a disentir de lo que le proponemos. Recordemos que no estamos en
posesión de la verdad, porque la verdad no es patrimonio de nadie.
7. La
generosidad. La creatividad como capacidad de crear algo valioso que no
existía en nosotros o nuestro entorno amplía nuestras posibilidades, resuelve
problemas y fructifica como una sensación de alegría con nuestra tarea. Seamos
creativos en nuestra consulta, en la sala de espera, en la relación con los
demás. Evitar la monotonía es la mejor manera de estar satisfechos con nuestro
trabajo. Nada se hace bien sin alegría. La alegría es un gran recurso porque
amplía las capacidades y se relaciona con la actividad. Cuando el hombre siente
su propio poder se alegra decía Spinoza. La alegría nos expande
porque potencia, fertiliza, permite crear.
8. La
diligencia. En el país de “vuelva usted mañana” la diligencia suele gozar
de pocas simpatías, sin embargo, es una importante capacidad comunicacional por
estar relacionada con la fortaleza (capacidad de atreverse y resistir)
imprescindible en nuestras masificadas consultas, y la creatividad como
sabiduría del tiempo. Ser diligente, ser capaz de resolver los problemas de hoy
se relaciona conceptual y etimológicamente con el amor a la tarea que
desempeñamos. Nuestros pacientes nos agradecen cuando nos adelantamos a
visitarles, telefonearles o gestionar eficazmente sus problemas, incluso cuando
no lo esperan de nosotros.
9. La justicia
tiene un aspecto contable que atiende a la equidad, equidad en los servicios
que prestamos, en el cuidado de todos sin diferencias; y otro creador que
amplía los derechos (nuevos servicios y prestaciones). Debemos esforzarnos en
prestar una atención sin diferencias y sin limitaciones en nuestra oferta de
servicios. Justos cono el paciente, con la sociedad y con nosotros mismos.
Equitativos en el tiempo y las atenciones. Justos, por ejemplo, al recetar o al
tramitar una baja, justos con el paciente y con la sociedad.
10. La
sabiduría se define como el “talento para hacer las preguntas adecuadas y
buscar buenas respuestas”. Necesitamos saber tanto en el ámbito técnico como en
el comunicacional y en el emocional. Supongamos que visitamos a un paciente con
una neoplasia avanzada que presenta dolores por metástasis óseas. Buenas
preguntas serían, por ejemplo: ¿Cuál es el mejor fármaco para el dolor de
pacientes oncológicos con metástasis óseas ?, ¿Cómo podemos comunicar la
situación clínica del modo más útil y menos doloso para el paciente? o ¿Cómo
podemos conocer sus emociones y modularlas en su propio beneficio? Estaremos de
acuerdo en que la respuesta a estas tres preguntas será pertinente, pero
pensaremos en un ensayo clínico para responder a la primera. ¿Y las otras dos?
Experiencias como las de R. Buckman o Kübler-Ross.
nos permite mejorar nuestra capacitación para comunicar malas noticias y
comprender, compartir y modular las emociones en pacientes terminales
respectivamente. Tenemos datos, estudios, experiencias, debemos por tanto con Hahnemann
“atrevernos a saber”.
11. El
sentido del humor. Sin olvidar la seriedad de nuestro trabajo siempre que
podamos riamos. Reírnos nos ayudará a soportar mejor las tensiones, a ser más
nosotros mismos, a humanizar nuestra tarea. Reírnos de nosotros mismos, reírnos
con el paciente. Porque los chistes, las anécdotas, las complicidades son parte
importante de nuestra relación, momentos de vida compartida.
El
aprendizaje emocional.
¿Podemos aprender a comunicarnos con nuestros
pacientes y ser más eficaces emocionalmente?
Resulta sorprendente que la habilidad técnica más
importante para un médico, la comunicativo-emocional no forme parte de nuestro
aprendizaje, mientras dedicamos horas a conocer enfermedades y síndromes de
dudosa utilidad salvo la de salir airosos en exámenes tipo test. Surgen por
ello voces críticas hacia las facultades médicas por no enseñar a sus alumnos
la forma de acción y dosificación del medicamento médico.
Actualmente disponemos de múltiples pruebas de que
las herramientas comunicacionales deben ser enseñadas, pueden ser mantenidas en
el tiempo una vez adquiridas y se relaciona con una mayor satisfacción de los
pacientes que consultan con médicos que las poseen y mejoran los resultados
clínicos.
Experiencias de aprendizaje basadas en modelos
comunicacionales y psicoanalíticos han demostrado las grandes posibilidades de
mejorar nuestras habilidades comunicativas y emocionales, así como una mayor
satisfacción con el trabajo realizado. Desde las pioneras de Balint
en los años 50-60 a las más recientes es patente que los “buenos” médicos
se comunican con sus pacientes de modo más efectivo. El aprendizaje de la
relación médico-paciente ayuda al médico a comprender los movimientos
emocionales de sus pacientes, a conocer el dolor, la frustración, las satisfacciones
y expectativas de los pacientes y por ello es necesaria una formación que
incluya las implicaciones emocionales inherentes a la práctica clínica.
E.
Kübler-Ross reflexionaba hace más de 30 años
sobre la necesidad de un aprendizaje emocional en los profesionales sanitarios:
“Si fuéramos capaces de transmitir a nuestros estudiantes el valor de la
ciencia y de la tecnología al mismo tiempo que el arte y la ciencia de las
relaciones interhumanas, del cuidado humano y total del paciente, este sería un
verdadero progreso”.
Múltiples son las propuestas para médicos en
ejercicio, desde los grupos Balint, a otras experiencias de aprendizaje a
través de sistemas docentes que ayuden a recuperar y fomentar el humanismo de
los médicos mediante el análisis emocional de los contactos con pacientes con
enfermedades crónicas o invalidantes, los juegos de roles, la lectura y
comentario de textos literarios o películas. Los “grupos de humanización” y de
“autoayuda” y las técnicas de meditación nos permiten mejorar el control
emocional, tolerar mejor la frustración, aceptar nuestras limitaciones y ser
más flexibles ante situaciones estresógenas. Todas ellas son puertas abiertas a
una formación permanente de los médicos para mejorar nuestra capacitación
diagnóstica y terapéutica. Aprendamos,
mejoremos nuestra capacitación porque podemos
ser de mucha ayuda si empleamos nuestras mejores “drogas”, la escucha, el
contacto, la comprensión empática, que permiten al paciente compartir su carga,
el contagio de emociones positivas que favorezcan la autoconfianza y autoayuda
del paciente y el conocimiento de que el proceso cognitivo (mi enfermedad, mi
dolor, mi percepción de minusvalía...) se puede modular y modificar por las
emociones.
“....
Le había enseñado a escuchar la respiración de los enfermos, a oír con fervor
el sonido de su sangre bajo la piel, a buscarles en los ojos la causa del mal
que los lastima, a hurgar bajo sus lenguas, sobre sus lenguas, dentro de lo que
callan o dicen sus lenguas. Le había enseñado que nadie cura sin el deseo
intenso y entero de hacerlo, que ningún médico puede permitirse vivir lejos de
tal deseo. Le había enseñado que la vida de los otros, el dolor de los otros,
el alivio de los otros debía regir el aliento, las madrugadas, la valentía y la
paz de todo médico. Le había dicho que los intestinos de la gente saben más de
ella que su corazón y que la cabeza de la gente respira el aire que el corazón
quiere mandarle. Le había convencido de que nadie sobrevive a su deseo de
morirse y de que no existe enfermedad capaz de matar a quien ambiciona la
vida......”
Ángeles Mistretta. Mal de amores.
Hay quien opina que somos en gran parte lo que leemos,
por ello no puedo dejar de agradecer a todos los autores lo que me han ayudado
en mis pensamientos y emociones al escribir estas líneas, y muy especialmente a
José Antonio Marina,Carlos
Castilla del Pino, y Rosa Gómez-Esteban cuyos libros han sido para mí como
savia fresca que renueva las raíces.
Me
he permitido la licencia de introducir una frase de La flauta mágica de
Wolfgang Amadeus Mozart imprescindible maestro de las emociones, para
recordarnos que el médico que solo sabe de medicina ni de medicina sabe.
¡Atrevámonos a saber ¡
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domingo, 7 de mayo de 2017
Cuando somos pacientes: una mirada desde la ética y la comunicación
Buenos días,
recién terminado el último Congreso semFYC, del que hemos disfrutado estos días en Madrid y con el rescoldo todavía bien presente de lo que nos ha "movido", queremos compartir con vosotros una de la actividades en la que participamos. El Debate titulado "Cuando somos pacientes: una mirada desde la ética y comunicación" en el que los Dres Beatriz Ogando, Ignacio Revuelta y nuestra querida Concepción Álvarez nos hicieron -según a cada cual- volcarnos, abrirnos, acercarnos, reflexionar, siquiera intuir, atisbar... este apasionante y con frecuencia poco atendido tema...Para ello, os dejamos dos documentos que la Dra Concepción Álvarez, generosa, comparte con todos nosotros. En primer lugar el que aportó entre la documentación del Congreso:
Médicos enfermos. Reflexiones desde la comunicación
Mª Concepción Álvarez Herrero. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Profesor Honorario de la Facultad de Medicina de la UAM. Miembro y Docente del Grupo Comunicación y Salud de la SoMaMFYC.
El encuentro clínico entre un médico y un paciente que es médico, entra en el catálogo de las denominadas relaciones y entrevistas difíciles. La comunicación se condiciona a ambos lados de la mesa. Hay una interferencia cognitiva y emocional.
Aunque parece la situación idónea para establecer una relación clínica de alianza, basada en la confianza, hay múltiples condicionantes que complican este logro.
De un lado, como médico, me puedo sentir evaluado, o verme condicionado por un exceso de identificación y por una merma en mi asertividad, con la consiguiente modificación (para más hacer, o para menos; desde luego, diferente) en los planes y solicitudes/acuerdos en el proceso de diagnóstico y tratamiento. Es posible el establecimiento de un trato de favor o de un síndrome del recomendado; o, también es posible, que me ponga a la defensiva.
Lo que hacemos como clínicos puede aislar a nuestros pacientes-médicos o hacer que se sientan seguros.
De otro lado, la minimización y el pudor u ocultamiento de mis síntomas cuando soy paciente, suele generar retrasos, problemáticos sobreentendidos y equívocos en esos mismos procesos diagnósticos y terapéuticos. Aquí también hay que considerar si como paciente exijo (o doy por hecho) ese trato de favor; o, por el contrario, lo evito hasta el punto de no desvelar mi profesión (dificultando el necesario abordaje psico-social).
Todo un mundo sutil de justificaciones, intenciones e interpretaciones, donde -como médico- tendré que aprender a manejar esta situación ante un paciente individual, experto, “especial” -del mismo modo que con otros pacientes-, sin estereotipar, interpretar, juzgar ni culpar, sin (a pesar de la similitud) dar nada por supuesto: afinando mis habilidades de comunicación para averiguar qué sabe y qué piensa, qué valores y expectativas tiene, qué quiere saber y cómo se siente mi paciente-médico. Preguntar – decir –preguntar.
Cuando somos pacientes, en general, a los médicos nos cuesta confiar y no intervenir por nuestra cuenta cogiendo la sartén por el mango (si es que podemos). Aunque necesitamos ayuda, nos cuesta pedirla y reaccionamos (no pocas veces) con un sentimiento de invulnerabilidad. Pero no sólo nos hacemos enfermos -con todo lo que esta experiencia de pérdida (y de vida) implica para cualquiera-, sino que, además, cuando enfermamos, en cierto modo nos des-hacemos como médicos; se afecta nuestra identidad: de ser cuidadores pasamos a ser cuidados.
Como cualquier paciente, lo que necesitamos es a un médico especialista en empatía, capaz de acompañarnos en este proceso con nuestras peculiaridades:
1º- en nuestra inicial y obstinada negación,
2º- en nuestra posterior, y frecuentemente abrupta, aprehensión de malos presentimientos, cuando comenzamos a pensar en lo peor de lo peor (que bien sabemos que, a veces, sucede),
3º- en el miedo que tenemos a comportarnos (y a ser catalogados) de quejicas, y en la irritación que nos produce no sentirnos médicos, sino vernos llevados por un pálpito a veces poco científico,
4º- en el incrementado miedo a todo el sufrimiento conocido y posible,
5º- en el proceso de diagnóstico, con todas sus pruebas y esperas, del que somos sujetos y ahora quizá tratados como objetos, y
6º- en nuestras dudas –con sus contradicciones y vergüenzas- cuando nos toca tomar decisiones.
No necesitamos a un querido colega que se sienta identificado con nosotros. Lo que todos precisamos es cuidados y empatía, como cualquier paciente en su peculiaridad: como el médico que inevitablemente seguimos siendo mientras vivamos.
Cuidar a un colega puede llegar a ser un regalo, por lo que conlleva esa relación de profunda confianza; ya que (con frecuencia) son los más iguales o cercanos los que más pueden enseñarnos aspectos de nosotros mismos. Todo lo que tenemos que hacer es lo mismo que haríamos con los otros pacientes; eso y, de vez en cuando, llamarle “Doc”.
Y, como pacientes, los médicos tenemos que aprender a aceptar nuestras carencias, reconocerlas, y entender con humildad que necesitamos a los demás.
Incluso en las situaciones de duda o discrepancia con nuestros médicos, sólo podemos apelar a que manifestemos nuestro desacuerdo de un modo asertivo, evitando tanto la pasividad como la agresividad.
Tenemos que entender cuanto podemos (cuanto pueden los pacientes) contribuir a crear una relación clínica madura, satisfactoria y terapéutica. Tenemos que aprender a confiar.
Si es así, ser paciente nos supondrá un duro, pero hondo, aprendizaje para ser un buen médico.
Biblio-filmografía
- El doctor, película de Randa Haines, 1991.
- Las confesiones del Dr Sachs
Libro de Martin Winckler. Ed Akal Literaria, 1998.
Película de Michel Deville, 1999.
- Las alas de la vida, película de Antoni P. Canet, 2006.
- Barrera Tyszka, A. La enfermedad. Ed Anagrama, 2006.
- Borrell i Carrió, F. Práctica clínica centrada en el paciente. Ed Triacastela, 2011.
- Gawande, A. Ser mortal. La medicina y lo que importa al final. Ed Galaxia Gutenberg, 2014.
- Kalanithi, P. Recuerda que vas a morir. VIVE. Ed Planeta - Seix Barral, 2016.
- Platt, F; Gordon G. Field Guide to the Difficult Patient Interview, 2ª ed. Ed Lippincott Williams & Wilkins, 2004.
- Berger, J. Un hombre afortunado. Ed Alfaguara, 2008.
Esperando que esta entrada os genere "movimiento" y quizá queráis compartirlo con nosotros...
Buen domingo
GC&S Madroño
jueves, 30 de marzo de 2017
28 Congreso Entrevista clínica
¡Ya está aquí la información sobre nuestro próximo Congreso que en este 2017 tendrá lugar en Córdoba!
para irnos animando:
Un saludo e id preparando las agendas!!
sábado, 25 de marzo de 2017
Comentarios al XXV Cineforum
En esta ocasión hemos visto una película sobre la que la Dra Fernández Tenllado publica un artículo donde explica el Enfoque Modular Transformacional, por lo que no contamos con la presentación habitual de la Dra Álvarez, sino que os dejamos un "fotograma" y el artículo, publicado en la Revista Aperturas Psicoanalíticas en julio 2016, en el que se desarrolla el análisis del film en los comentarios al post
Esperando que su lectura os resulte tan interesante como la visualización de la película,
Un saludo
GC&S madroño.
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