El Grupo Comunicación y Salud de la SoMaMFyC tiene el gusto de invitaros a su próximo cineforum, que se celebrará el
día 27 de septiembre, a las 16,00 horas
en la sede de la Sociedad (C/Fuencarral nº18-1º b). En este encuentro, se proyectará y comentará la película: “The Florida Project” del director Sean Baker.
Al igual que los anteriores cineforum, éste
será coordinado por el Dr. Alberto López
García-Franco, Colaborador del Grupo
Comunicación y Salud, que nos adjunta
una breve reseña.
La película que os presentamos toma su nombre del utópico proyecto que
concibió Walt Disney, en los años 70, cuando se creó el parque de
atracciones de Orlando: el de construir un complejo urbanístico en donde se
integrara la “comunidad del futuro”. ¿Qué queda de todo eso? La alegoría
perfecta en la que analizar la diferencia entre las sociedades opulentas y
aquellas otras en las que prevalece la marginación y la exclusión social. Dos
mundos opuestos separados por la valla del parque temático de
Disneylandia: el de la fantasía artificiosa de cartón piedra que quiere creer
en la américa de las oportunidades, y el de la realidad sórdida de pobreza,
droga y prostitución de una sociedad tan sólo respetuosa con el éxito, el
poder y el dinero.
Su director, Sean Baker, famoso por el éxito de su película previa
“Tangerine”, en la que se cuentan las vicisitudes de dos trabajadoras
sexuales “transgénero” en Los Ángeles, ya tenía esbozado su proyecto de
película cuando antes de empezar el rodaje, en los barrios que rodean al
parque temático, vio a una madre empujando a una niña dentro de un carro
de supermercado, con la que después conversó. Esta le habló de su lucha
cotidiana, los tumbos de una década sin hogar, los problemas con los
servicios sociales que le quitaron una vez a su hija. En ese momento,
refería este director irreverente y provocador, me percaté de que los
personajes que habíamos creado eran reales. ¡Y de qué manera!.
“The Florida Project” tiene su acción en un cutre motel de las proximidades
de Disneylandia en donde corretean niños desprotegidos y asilvestrados de
familias de madres solteras demasiado ocupadas en sobrevivir. Juegan a no
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crecer y a vaciar sus vidas en la calle, vagabundeando, soñando que la prioridad es la de retozar sin más obligación que la de jugar, ni más límites que los que te impone la policía. Dado que en EEUU está prohibido vivir indefinidamente en moteles, estas familias desestructuradas cambian continuamente de complejo hotelero, o simplemente de habitación. Habitan en la trastienda del sistema. En el cementerio de los desheredados. En la película, la única ayuda “profesionalizada” que tienen los niños es la del responsable del Motel en el que viven, encarnado por un impagable Willem Dafoe (Bobby en la película). Bobby se encarga del mantenimiento de motel, Magic Castle y de que esos pequeños diablos tengan una mínima protección ante la intemperie en la que habitan. Bobby no sólo se encarga de arreglar tuberías, cortes de luz, preparar facturas o repasar la pintura, sino que está pendiente de proteger a esos niños de los pederastas que pululan con la impunidad de los suburbios, intentando que la desolación de esas criaturas sea la justa necesaria… y suficiente. De su actor, Willem Dafoe, poseedor de una facciones duras y angulosas, ya teníamos noticias por sus malvados personajes de villanos de sus últimos films, pero también por los tipos íntegros a los que representó en películas como “Arde Missisipi” (Alan Parker, 1988), “Platoon” (Oliver Stone, 1987) o “Traficantes” (Paul Schrader, 1992). También le vimos encarnando al más humano de los “Jesuses” en la película “La última tentación de Cristo” (Scorsese, 1988), boicoteada por los círculos ultracatólicos, por no suficientemente entendida, que no supieron ver en este hijo de dioses que se hace hombre su dimensión más humana. Esa que le hace temblar, dudar y enamorarse. En “The Florida Project”, continua con esa vocación “demiúrgica”, pero no como hijo de Dios, sino como ángel de infancias destartaladas, con esa compasión y empatía por las familias que viven en su humilde hotel.
La película, rodada en tono casi de documental, está planteada sin sensacionalismos ni moralismos, adoptando en algunas ocasiones casi un tono de comedia en la que los niños no dejan de ser pequeños traviesos con los que te ríes, a veces, de sus diabluras, y te conmueves, siempre, de sus destinos. En absoluto oculta el drama de sociedades marginadas, de seres en tránsito a ninguna parte con un plus de veracidad y credibilidad increíble. Esto lo consigue gracias a la magistral interpretación de esa niña de 6 años, Brooliyn Prince (cuyo personaje en la película es Moone) que sabe transmitirnos una alegría y unas ganas de vivir con las que te quedas prendado. Le auguramos un futuro penoso pero ahora es una niña feliz, que destila inocencia, todavía, callejeando por ese “Orlando furioso”. Vemos que el mundo de princesas y seres mágicos no es sólo privativo del otro lado de la valla del parque de Disneylandia. Moone es una superviviente, pero ella no lo sabe, ni lo sabe su madre, Halley (interpretado por Bria Vinaite) que en absoluto se ocupa de protegerla, demasiado ocupada en pagar la cuenta del hotel cada mes, aunque para ello tenga que prostituirse.
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Mientras tanto comparten sus vidas buscando helados y desayunos gratis y trapicheando con todo lo que encuentran.
Pero la película también nos habla de la dignidad de otras madres solteras que sueñan con convertir la habitación del hotelucho en el que viven en algo que se parezca a un hogar. Para ello cuentan con su trabajo, mal remunerado, y con la ayuda de Bobby.
Sean Baker se pone a la labor de denuncia de estas sociedades hipócritas que consienten tanta marginación. Cambia el i-phone con el que rodó su anterior película “Tangerine” por una cámara clásica de celuloide de 35 mm y se dispone a vertebrarnos la realidad. Y lo hace con una fotografía prodigiosa en la que prevalece la luz y el color. Rueda en planos largos facilitando que los niños actúen de manera espontánea, despreocupada. Hace que te enamores de ellos. Nos permite reflexionar sobre los determinantes de salud y las infancias fracturadas.
No os la perdáis.
Otros títulos presentados:
Las invasiones bárbaras. Director Denys Arcand.
Hace mucho que te quiero. Director. Philipe Claudel
Crash. Director Paul Haggis
Un puente hacia Terabithia. Director Gabor Csupo.
Leolo. Director Claude Lauzon
No estoy hecho para ser amado. Director Stéphane Brizé
Besos de gato. Director Rafael Alcazar.
Un mundo mejor. Directora Susanne Bier
La vida de los otros. Director Florian Henckel
El profesor Lazhar. Director Philippe Falardeau
Café de Flore. Director Jean-Marc Vallée
The visitor. Director Thomas McCarty
La caza. Director Thomas Winterberg
El último concierto. Director Yarion Ziberman.
La bicicleta verde. Directora Haifaa Al Mansour.
El jardinero Fiel. Director Fermando Meirelles
Hannah Arendt. Directora Margarethe Von Trotta.
Despedidas. Director Yojiro Tajita.
El hijo del otro. Directora Lorraine Levy.
Nuestro último verano en escocia. Directores: Andy Hamilton y Guy Jenkin
Un día perfecto. Director Fernando León de Aranoa.
ONCE. Director John Carney
La Habitación. Director Lenny Abrahamson
Brokeback Mountain. Director Ang Lee
Lars, una chica de verdad. Director Craig Gillespie
Her. Director Spike Jonce
Las vidas de Grace. Director Destin Daniel Cretton
La llegada. Director Denis Villeneuve
Mandarinas. Director Zaza Urushadze
Il postino. Director Michael Radford