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Somos un grupo formado por profesionales sanitarios (medic@s y enfermer@s), pero abierto a todos aquellos profesionales de la salud interesados, cuyo objetivo fundamental es mejorar los aspectos comunicacionales de la relación médico-paciente, para ello realizamos cursos de formación a profesionales de la Comunidad de Madrid, fundamentalmente a los residentes de la especialidad de Medicina de Familia y de Enfermería de Familia. El grupo además celebra periodicamente Cineforums como herramienta formativa abierta a todos los socios de SoMaMFyC y un congreso anual del grupo nacional,

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miércoles, 17 de octubre de 2018

HABLEMOS DEL SILENCIO: EL SILENCIO COMO PIEZA CLAVE

Recién llegados al bullicio Madrileño desde la calma y sosiego disfrutado en Santiago de Compostela,  tras la participación en el XXIX Congreso de Comunicación y Salud, y aprovechando ese espacio tan incitante a la introspección, entre lluvia y piedra, compartimos con vosotros algunas reflexiones en relación al SILENCIO.
Estos comentarios surgen al hilo de la entrada publicada por el Dr. Casado en su blog y con relación a su taller “Silencio, escucha y comunicación”https://www.doctorcasado.es/2018/10/silencio-escucha-y-comunicacion.html

Al igual que en una pieza musical -donde los silencios quedan representados con signos propios, con un valor determinado, como todas las demás notas- nace el valor del silencio en nuestro lenguaje, ejecutándose cuidadosamente para crear la partitura de la comunicación.
Sin ellos, el intérprete tocaría sonidos acelerados sin ninguna armonía, no habría espacio para la reflexión, la escucha, la comprensión. El silencio es una condición esencial cada vez más ignorada.
En la actualidad, en nuestra cultura, no se favorece la capacidad natural para acercarse al silencio, al contrario, se ensombrece por la creación de necesidades constantes, entretenimiento y consumo.  A pesar de que la sociedad aboca hacia una tendencia a la frustración por la fatiga informativa y el “tecno-estrés” desde la infancia, estamos entrenados para experimentar ruido y sonidos. En este contexto, sería necesario, cada vez más, tener como asignatura la “Anatomía del silencio”.
Constantemente nos llenamos de problemas y situaciones a las que damos vueltas, aumentando el ruido interno. Solemos huir de ellas reprimiéndolas, usando para ello todo tipo de distracciones, generando ruido externo, hasta que explota cual olla a presión. El silencio no es ausencia, no es vacío; es presencia y armonía, alivia y encuentra soluciones. Debemos ser conscientes de su increíble poder y su capacidad para dirigir en el territorio intrapersonal.
Por otro lado el exceso de datos, la infoxicación u obesidad de información, generan más ruido y distracción, y hacen más necesario adoptar una “dieta digital” o alfabetización mediática para consumir mejor la información y desarrollar hábitos de comunicación saludables.
Para nuestra profesión médica, y resto de personas  en el ambiente sanitario, también nos permite evitar la sobrecarga, el desgaste. Todo cuidador necesita encontrar el equilibrio para cuidar bien.
Cada día  el aumento de carga asistencial, el envejecimiento poblacional, la epidemia de soledad y otros problemas sociales, y la menor tolerancia a la dificultad y al malestar, complica la relación clínica y disminuye las posibilidades de crear encuentros significativos con el paciente, en los que fluya una comunicación de calidad. En este marco, dar la oportunidad al silencio ayudaría a entender a la persona que tenemos delante, con un mayor aprovechamiento de las consultas.

El silencio se convierte en un bien preciado que da la oportunidad de encontrarte a ti mismo, descubriéndonos tal y como somos. Tus silencios son cómplices de algo que va más allá de las palabras. El silencio te permite alejarte por momentos de tu forma de ver las cosas, permite la reflexión. Todos somos silencio alguna vez. Disfruta del valor del silencio porque te pertenece. Valora el silencio de las distancias cortas y serenas, de las miradas, de una sonrisa, del deseo, de la espera. Utilízalo para abrir una puerta al conocimiento



Poema de Antonio Machado. Mi corazón se ha dormido
Ni duerme ni sueña; mira,
los claros ojos abiertos,
señas lejanas y escucha
a orillas del gran silencio.

Poema Federico García Lorca. Elegía del silencio
Vienes para decirnos,
en las noches oscuras
la palabra infinita
sin aliento y sin labios

Poema de Rafael Lasso de la Vega. Soneto del silencio
A esta quietud del alma para el mundo,
nada se acerca tanto y se asemeja
como el cristal inmóvil de la fuente,
que en un silencio vasto -¡el más profundo!-,
y en un éxtasis, ¡todo se refleja
en su fondo, serena y mansamente!

1 comentario:

Gema García Sacristán dijo...

Gracias, Natalia, por compartir esta reflexión al hilo del silencio... que me ha permitido asentarme un ratito en mi propio silencio que es bien escaso...