El
Grupo Comunicación y Salud de la SoMaMFyC tiene el gusto de invitaros a su próximo
cineforum, que se celebrará el día 18 de
diciembre, a las 16,00 horas en
la sede de la Sociedad (C/Fuencarral nº 18-1º D). En este encuentro, se
proyectará y comentará la película “La
familia Bélier” del director Eric Lartigau.
Al
igual que los anteriores cineforum, éste será coordinado por el Dr. Alberto López García-Franco -Colaborador
del Grupo Comunicación y Salud, que nos adjunta una breve reseña- y por la Dra. Concha Álvarez Herrero.
No resulta sorprendente que una adolescente se sienta incomprendida
por sus padres ni que se establezcan disputas familiares en ese tránsito de
búsqueda de identidad que es la adolescencia. La cuestión puede agudizarse, si
además la adolescente juega un papel trascendental en el equilibrio familiar
por la asunción de responsabilidades que le son propias y que difícilmente
puede delegar en otros miembros de la familia. Si la adolescente es el único
miembro sin discapacidad auditiva, de una familia de sordos (sus padres y su
hermano) y que es ella quien se encarga
de hablar por teléfono, acompañarles al médico, realizar las gestiones del
banco y tramitar todas las relaciones comerciales de la granja familiar, el
conflicto está servido. Esto es lo que plantea el director francés, Eric
Lartigau en su película “La familia Bélier”. El sentimiento de incomprensión de
Paula (nuestra adolescente de 16 años) es todavía mayor cuando la ruptura se establece
por una cuestión que difícilmente puede ser comprendida por sus padres: quiere
dedicarse a la música y estudiar en la escuela superior de canto, lo que supone
desplazarse a una gran ciudad con la consiguiente ruptura del núcleo familiar.
Con esto mimbres uno pensaría en un drama descorazonador con lágrima fácil y
sofoco garantizado, o en el desatino de un director que no ha sabido medir sus
fuerzas. Pues no. Lo que nos encontramos es con una comedia fresca, por
momentos divertida, y siempre sensible por las cuestiones que plantea.
Su director Eric Lartigau, inició su andadura en la televisión
(como guionista de los famosos guiñoles de Canal +) y como ayudante de
realización del genial director Emir Kusturica. Posteriormente realizó cuatro
películas antes de hacer la exitosa “La familia Bélier”, ninguna de ellas
estrenada en España. Con esta película consiguió el refrendo internacional con
importantes premios cosechados (nominada en el año 2015 a los premios del cine
europeo, como mejor comedia; premio del público, Salamandra d`or del 2016, en
el festival de cine de Sarlat; premio “La Rosa de Sant Jordi” a la mejor
película extranjera en el año 2016) incluido el Cesar en el año 2014, para su
joven protagonista, por mejor actriz revelación. La actriz que da vida al
personaje de Paula (Louane Emera) inició su experiencia artística en el
concurso televisivo francés “La voz” en
el que quedó finalista en el año 2013. En nuestra película representa a una
adolescente hiperocupada que se
apunta al coro del colegio con el único propósito de estar junto al chico que le
gusta. Su profesor descubre en Paula unas dotes enormes para la música y le
anima a participar en un prestigioso concurso de canto que le podría dar acceso
a estudios superiores universitarios y a una proyección importante en el mundo
de la música. Una de las bazas que juega “La familia Bélier” -además de su tono
de comedia (la película está llena de diálogos inteligentes en los que
predomina el buen humor, como aquel en el que la amiga de Paula le pregunta
“¿cómo se dice cabroncete en el lenguaje de signos?)- es su fantástica banda
sonora, con emotivas interpretaciones de Louane Emera. El director quiso hacer
un pequeño homenaje a un cantante famoso francés de los años 70, Michael
Sardou, con la inclusión en la película de 7 temas de él, aunque la canción de
referencia es la bellísima “Je vole”.
Ninguno de los actores, salvo el que interpreta al hijo menor,
Luca Gelbeg, es sordo. Se pasaron seis meses estudiando el lenguaje de signos,
con resultados magníficos porque el gran acierto de la película es que las
situaciones y los actores son totalmente creíbles.
Existen en el cine películas con personajes sordos, pero con
enfoques muy diferentes. En el “Milagro
de Anna Sullivan” (Arthur Penn, 1962; basada en la vida real de Hellen
Keler, sordociega y que a pesar de su limitación, llegó a matricularse en la
universidad convirtiéndose en escritora, conferenciante y activista en favor de
los discapacitados) o en “Hijos de un
dios menor” (Randa Haines, 1986; un profesor de un colegio de sordos se
enamora de una chica sorda que trabaja como limpiadora, e intenta enseñarle a
hablar a pesar de su resistencia a superar su aislamiento) el tema que se
plantea es el de la superación de la discapacidad. En películas como “El corazón es un cazador solitario”
(Robert Ellis Miller, 1968; la relación entre una persona sorda (John Singer) con
otra con capacidades mentales disminuidas, junto con otros seres marginados,
con los que John hace de confidente, pero no se siente “escuchado”) o “Belinda”
(Jean Negulesco, 1948; habla de la infravaloración de las personas sordas,
consideradas a veces como retrasadas o incapaces, y su fragilidad ante los abusos)
el tema que se plantea es el de su vulnerabilidad.
En “La familia Bélier” el tema es muy distinto. Los
protagonistas no son las personas sordas, sino la situación con la que se
enfrenta el miembro sin discapacidad de la familia. Aquí entran en liza dos
valores diferentes: la vocación de la protagonista y la responsabilidad
contraída con su familia. Su posición como único miembro de la familia sin
discapacidad auditiva le colma de obligaciones, casi excesivas para su temprana
edad. El problema se agrava al plantearse, nuestra protagonista, una vocación
tan alejada de la comprensión de sus padres, y tan ajena a lo que podría
considerare un desarrollo profesional normal. La emoción que a Paula le provoca
la música en absoluto provoca emociones en sus padres, lo que hace más
dificultosa la decisión. La madre le dice en algún momento a su hija que “nunca
he soportado a los oyentes”. ¿Hasta qué punto la propia exigencia/dependencia
de su familia le debe llevar a la renuncia de su inclinación artística? Cada
integrante de la familia se siente presionado por la otra parte en este juego
de aspiraciones en el que altruismo y egoísmo juegan un papel estelar. Parece
lógico que si la lucha se dirige a dotar de las mismas oportunidades a los
discapacitados, esto debe regir para los que no tienen esa discapacidad y son
cuidadores.
Sus padres se oponen inicialmente aunque intentan “comprender”
este don tan alejado de ellos. Se trata de una familia vitalista y optimista
que encara el problema con resolución. El padre, a pesar de su limitación se
plantea presentarse a las elecciones (“¿Por qué no van a votar a un sordo si ya votaron a un
gilipollas?”), lo que indica su espíritu emprendedor. Le toca la garganta a
su hija cuando canta, en un intento por asimilar, en esa vibración, eso que se le
escapa en cada canción. Ellos llegan a sentir la emoción que provoca la música
en Paula cuando la ven cantar (aunque no puedan oírla) y detectan esa emoción
que se refleja en su cara, en su actitud. La película evita el tono lacrimógeno
para poner las tintas en la sensibilidad que la música provoca. (“Me ha encantado el concierto,
sobre todo las luces y el vestuario”, le dice el padre)
En nuestro cineforum “La familia Bélier” nos da oportunidad de
hablar de la comunicación a través de la emoción, de sus dificultades en los
discapacitados y del respeto al diferente.
No os la perdáis.