Saludos y bienvenida



Somos un grupo formado por profesionales sanitarios (medic@s y enfermer@s), pero abierto a todos aquellos profesionales de la salud interesados, cuyo objetivo fundamental es mejorar los aspectos comunicacionales de la relación médico-paciente, para ello realizamos cursos de formación a profesionales de la Comunidad de Madrid, fundamentalmente a los residentes de la especialidad de Medicina de Familia y de Enfermería de Familia. El grupo además celebra periodicamente Cineforums como herramienta formativa abierta a todos los socios de SoMaMFyC y un congreso anual del grupo nacional,

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jueves, 27 de diciembre de 2018

COMENTARIOS al XXXII CINEFORUM

A continuación, la presentación del último Cineforum, que tiene como núcleo los déficits sensoriales. Contextualizada en el poder de una familia unida, que tanto nos transporta a estos días Navideños, y que demuestra que a pesar de las diferencias, si queremos,  podemos romper  las barreras de comunicación que nos separan.

Felices fiestas a todos!



martes, 11 de diciembre de 2018

XXXII Cineforum "La familia Bélier"



El Grupo Comunicación y Salud de la SoMaMFyC tiene el gusto de invitaros a su próximo cineforum, que se celebrará el día 18 de diciembre, a las 16,00 horas en la sede de la Sociedad (C/Fuencarral nº 18-1º D). En este encuentro, se proyectará y comentará la película “La familia Bélier” del director Eric Lartigau.
Al igual que los anteriores cineforum, éste será coordinado por el Dr. Alberto López García-Franco -Colaborador del Grupo Comunicación y Salud, que nos adjunta una breve reseña- y por la Dra. Concha Álvarez Herrero.

No resulta sorprendente que una adolescente se sienta incomprendida por sus padres ni que se establezcan disputas familiares en ese tránsito de búsqueda de identidad que es la adolescencia. La cuestión puede agudizarse, si además la adolescente juega un papel trascendental en el equilibrio familiar por la asunción de responsabilidades que le son propias y que difícilmente puede delegar en otros miembros de la familia. Si la adolescente es el único miembro sin discapacidad auditiva, de una familia de sordos (sus padres y su hermano)  y que es ella quien se encarga de hablar por teléfono, acompañarles al médico, realizar las gestiones del banco y tramitar todas las relaciones comerciales de la granja familiar, el conflicto está servido. Esto es lo que plantea el director francés, Eric Lartigau en su película “La familia Bélier”. El sentimiento de incomprensión de Paula (nuestra adolescente de 16 años) es todavía mayor cuando la ruptura se establece por una cuestión que difícilmente puede ser comprendida por sus padres: quiere dedicarse a la música y estudiar en la escuela superior de canto, lo que supone desplazarse a una gran ciudad con la consiguiente ruptura del núcleo familiar. Con esto mimbres uno pensaría en un drama descorazonador con lágrima fácil y sofoco garantizado, o en el desatino de un director que no ha sabido medir sus fuerzas. Pues no. Lo que nos encontramos es con una comedia fresca, por momentos divertida, y siempre sensible por las cuestiones que plantea.
Su director Eric Lartigau, inició su andadura en la televisión (como guionista de los famosos guiñoles de Canal +) y como ayudante de realización del genial director Emir Kusturica. Posteriormente realizó cuatro películas antes de hacer la exitosa “La familia Bélier”, ninguna de ellas estrenada en España. Con esta película consiguió el refrendo internacional con importantes premios cosechados (nominada en el año 2015 a los premios del cine europeo, como mejor comedia; premio del público, Salamandra d`or del 2016, en el festival de cine de Sarlat; premio “La Rosa de Sant Jordi” a la mejor película extranjera en el año 2016) incluido el Cesar en el año 2014, para su joven protagonista, por mejor actriz revelación. La actriz que da vida al personaje de Paula (Louane Emera) inició su experiencia artística en el concurso televisivo  francés “La voz” en el que quedó finalista en el año 2013. En nuestra película representa a una adolescente hiperocupada que se apunta al coro del colegio con el único propósito de estar junto al chico que le gusta. Su profesor descubre en Paula unas dotes enormes para la música y le anima a participar en un prestigioso concurso de canto que le podría dar acceso a estudios superiores universitarios y a una proyección importante en el mundo de la música. Una de las bazas que juega “La familia Bélier” -además de su tono de comedia (la película está llena de diálogos inteligentes en los que predomina el buen humor, como aquel en el que la amiga de Paula le pregunta “¿cómo se dice cabroncete en el lenguaje de signos?)- es su fantástica banda sonora, con emotivas interpretaciones de Louane Emera. El director quiso hacer un pequeño homenaje a un cantante famoso francés de los años 70, Michael Sardou, con la inclusión en la película de 7 temas de él, aunque la canción de referencia es la bellísima “Je vole”.
Ninguno de los actores, salvo el que interpreta al hijo menor, Luca Gelbeg, es sordo. Se pasaron seis meses estudiando el lenguaje de signos, con resultados magníficos porque el gran acierto de la película es que las situaciones y los actores son totalmente creíbles.
Existen en el cine películas con personajes sordos, pero con enfoques muy diferentes. En el “Milagro de Anna Sullivan” (Arthur Penn, 1962; basada en la vida real de Hellen Keler, sordociega y que a pesar de su limitación, llegó a matricularse en la universidad convirtiéndose en escritora, conferenciante y activista en favor de los discapacitados) o en “Hijos de un dios menor” (Randa Haines, 1986; un profesor de un colegio de sordos se enamora de una chica sorda que trabaja como limpiadora, e intenta enseñarle a hablar a pesar de su resistencia a superar su aislamiento) el tema que se plantea es el de la superación de la discapacidad. En películas como “El corazón es un cazador solitario” (Robert Ellis Miller, 1968; la relación entre una persona sorda (John Singer) con otra con capacidades mentales disminuidas, junto con otros seres marginados, con los que John hace de confidente, pero no se siente “escuchado”) o “Belinda” (Jean Negulesco, 1948; habla de la infravaloración de las personas sordas, consideradas a veces como retrasadas o incapaces, y su fragilidad ante los abusos) el tema que se plantea es el de su vulnerabilidad.
En “La familia Bélier” el tema es muy distinto. Los protagonistas no son las personas sordas, sino la situación con la que se enfrenta el miembro sin discapacidad de la familia. Aquí entran en liza dos valores diferentes: la vocación de la protagonista y la responsabilidad contraída con su familia. Su posición como único miembro de la familia sin discapacidad auditiva le colma de obligaciones, casi excesivas para su temprana edad. El problema se agrava al plantearse, nuestra protagonista, una vocación tan alejada de la comprensión de sus padres, y tan ajena a lo que podría considerare un desarrollo profesional normal. La emoción que a Paula le provoca la música en absoluto provoca emociones en sus padres, lo que hace más dificultosa la decisión. La madre le dice en algún momento a su hija que “nunca he soportado a los oyentes”. ¿Hasta qué punto la propia exigencia/dependencia de su familia le debe llevar a la renuncia de su inclinación artística? Cada integrante de la familia se siente presionado por la otra parte en este juego de aspiraciones en el que altruismo y egoísmo juegan un papel estelar. Parece lógico que si la lucha se dirige a dotar de las mismas oportunidades a los discapacitados, esto debe regir para los que no tienen esa discapacidad y son cuidadores.
Sus padres se oponen inicialmente aunque intentan “comprender” este don tan alejado de ellos. Se trata de una familia vitalista y optimista que encara el problema con resolución. El padre, a pesar de su limitación se plantea presentarse a las elecciones (¿Por qué no van a votar a un sordo si ya votaron a un gilipollas?”), lo que indica su espíritu emprendedor. Le toca la garganta a su hija cuando canta, en un intento por asimilar, en esa vibración, eso que se le escapa en cada canción. Ellos llegan a sentir la emoción que provoca la música en Paula cuando la ven cantar (aunque no puedan oírla) y detectan esa emoción que se refleja en su cara, en su actitud. La película evita el tono lacrimógeno para poner las tintas en la sensibilidad que la música provoca. (“Me ha encantado el concierto, sobre todo las luces y el vestuario”, le dice el padre)
En nuestro cineforum “La familia Bélier” nos da oportunidad de hablar de la comunicación a través de la emoción, de sus dificultades en los discapacitados y del respeto al diferente.
No os la perdáis.